lunes, 16 de mayo de 2011

El tenía razón al decir que la única felicidad segura en la vida es vivir para los demás.

He pasado por muchas vicisitudes y ahora creo haber descubierto qué se necesita para ser feliz. Una vida tranquila de reclusión en el campo, con la posibilidad de hacer útil a aquellas personas a quienes es fácil hacer el bien y que no están acostumbradas a que nadie se preocupe por ellas. Después, trabajar, con la esperanza de que tal vez sirva para algo bueno; luego el descanso, la naturaleza, los libros, la música, el amor al prójimo... En esto consiste mi idea de la felicidad. Y finalmente, por encima de todo, tenerte a ti como compañera y, quizá, tener hijos... ¿Qué más puede desear el corazón de un hombre?

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