Cuando queria recordarte, sentia tocar fondo, mi corazón, débil y triste, queria escaparse de mi cuerpo, abandonar mi pecho y tomar un rumbo incierto. Me creia inmortal, infinito. Sentia la protección de tu pecho, contra mis mejillas. Recordaba todos esos momentos, cuando de repente... Desperté.
Amanecí transpirado e irradiando confusión. Y en el precipitado amanecer de verano, me senti desvanecido. El aire de mi mundo era denso, confuso y creo haberme sentido asfixiado, como sin oprimieran mi garganta y no pudiese respirar. Recuerdo que estaba por salir el sol, cómplice y fiel amigo, semejante e infinito, iluminado. Eterno.
Cuando siempre me senti fuerte, era ese sueño, pesadilla o insomnio el que me hacia tocar fondo. Que me decia "Salí a buscarla", "Tratá de encontrarla". Fue aquel conjunto de penas y recuerdos vagos, incertidumbres incómodas las que me hacian pensar en vos de nuevo. De repente vino el llanto. No queria hacerlo, pero lloré. Lo hice como un niño, quien robaban un dulce. Me senti vacio, mi habitación, húmeda y tranquila se volvio gris. Todo me recordaba a tí. No se por que.
Cuando quise salir a buscarte, algo me detuvo, me impidió que fuese a buscarte. Me calmé, respiré aire puro, denso pero puro al fin. Me tranquilicé, me quedé callado. En silencio. Cuando reaccioné, miré el reloj tan falto de tiempo y sin pedir ayuda seguí mi camino.
¿Qué me estará pasando? - Hace tiempo no estoy con vos. Pero te extraño. Y quise escribirte. Adiós.

No hay comentarios:
Publicar un comentario