La lluvia golpea mi cara, y me anestecia con el olor a la tierra mojada que sutilmente cautiva mis sentidos como en alguna ocasión lo hiciste tu.
El sol se abre paso con tu andar, y las flores te obsequian su aroma en cada latido, casi rendidas, como enamoradas de tu figura. Y yo perdido en tu cintura me vuelvo a enamorar.
Por algún momento siento que te soñé alguna vez. Pero... ¿Dónde estas? - Vienes, desapareces, ya no te sueño. Vuelves, muero y yo gustoso de tu querer, acepto inútilmente tu rendición, olvidando ya la condición de algun dia olvidarte.
Y hoy ya me abro paso entre tus ojos, y me pierdo en la sensación de sentirte respirar. Escucho atento cual fuera la dulce melodia de tu respiración agitada.
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