martes, 17 de septiembre de 2013


Sobre una superficie ardiendo, ella camina a paso de hombre y no parece sentir el dolor.
La muerte le sonríe a un costado casi como esperando su encuentro, pero ella, con su inquebrantable espíritu, se aleja de aquel lugar tan sombrío.
Sabe que la vida sigue, y aun con la muerte presionando en su herida, causandole un horrible dolor, no se atreve a pensar en el porvenir.

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