Sólo tengo de aquel tren al paraíso
Un furgón impenetrable sin sus puertas.
Y una sábana impermeable de granizo
De una cama que solía ser caldera
Ya no tengo aquella risa terapeuta
Y este espanto tenebroso no da tregua.
Me ha quedado una existencia belicosa
De una paz que hizo a mi vida encantadora.
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